La Semana Santa

 

 

Nota Previa.-Este comentario, un poco largo, no es para leerlo todo de una vez, sino en varias veces:  el domingo de ramos, leemos y reflexionamos un poco en esta fiesta; el Jueves Santo la parte correspondiente a este día; el viernes santo intentamos profundizar un poco en el proceso y condena a muerte de Jesús; y el sábado y el domingo de resurrección los dedicamos a descubrir y celebrar el hecho cumbre de la vida de Jesús: el retorno a la plenitud de la vida con su resurrección para El, para nosotros y para toda la creación.

 

En cada apartado, intentando dar actualidad y compromiso personal a estos grandes acontecimientos de la vida de Jesucristo, ante la realidad de nuestra vida personal y la realidad de nuestro tiempo. Feliz semana a todos.-Faustino

 

 

La Fe sin compromiso no es fe aunque se vista de ropajes, capuchones, películas, imágenes, procesiones, tambores y teatros.

 

Todos los años vemos a muchas personas participar en las celebraciones de la llamada Semana Santa, sobre todo en procesiones, a las que a veces les damos un gran formato teatral. En cambio participamos menos en las celebraciones que tienen en si una mayor densidad y compromiso, y la deberían tener también en nosotros, y aquí está el problema, porque la fe sin compromiso no es fe, aunque se vista de ropajes, capuchones, imágenes, procesiones, tambores, etc. Lo que le sucedió a Jesús tenemos que traducirlo y aplicarlo a la realidad de nuestro tiempo, incluso hasta la muerte por las mismas causas por las que El fue asesinado.

 

Las procesiones de Semana Santa en los países desarrollados apenas hacen otra cosa que alimentar sentimentalismos, exhibiciones, turismo y presunciones, con gastos cuantiosos en imágenes, ropajes, músicas, viajes, etc. mientras Jesucristo está lleno de hambre, de enfermedad, de frío y miseria en millones de personas concretas: todo esto es completamente contrario al mensaje de Jesús. Esto no tiene nada que ver con lo que fue la realidad de Jesús desde el Domingo de Ramos al Domingo de Pascua.

 

Reflexionemos un poco sobre esto:

 

1.-DOMINGO DE RAMOS: Manifestación a favor de Jesús

 

 Jesús recibe un homenaje popular de gente que lo aclama, pero no de todos.

 

-Lo recibe de los pobres en quienes despertó la esperanza de una vida más digna.

-Lo recibe de los muchos enfermos a quines devolvió la salud.

-Lo recibe de los muchos hambrientos a quienes dio de comer.

-Lo recibe de las mujeres más marginadas y despreciadas a quienes devolvió autoestima y dignidad.

-Lo recibe de quienes tenían hambre y sed de justicia.

-Lo recibe de los niños que se sienten atraídos por El porque los defendía, los bendecía y abrazaba.

 

Pero a este homenaje se oponían furiosos todos aquellos a los que Jesús había denunciado: los fariseos, los sumos sacerdotes, los escribas y los letrados. Eran todos aquellos que vivían a costa de los demás, que se atreven a decirle a Jesús: "mándales callar".

 

¿A quiénes debemos denunciar hoy? ¿Quiénes son y dónde están?:

 

-Los grandes Bancos y Banqueros con sus Multinacionales, explotadoras del Hombre y la Madre-Tierra.

-Los paraísos fiscales, que solo son para los ricos, donde guardan el dinero robado a los pobres.

-Los que gestionan sus dineros a través de las SICAV en España, que solo tributan al 1 %.

-Los parlamentarios que aprueban leyes injustas a favor de si mismos y los de arriba con grave detrimento de los de abajo. Esto vale para tantos, del primero y del tercer mundo...

-Los políticos corruptos, que no les basta con lo que ganan, ya mucho, sino que quieren más y más, a costa de los demás.

-Los ricos de los países ricos que son ricos a costa de los pobres.

-Los países ricos que lo somos a costa de explotar las tierras y las materias primas de los países pobres.

-Los gobiernos corruptos de los países pobres que, confabulados y corrompidos por las Multinacionales corruptoras, les quitan las tierras a sus propios campesinos, obligándolos a huir de ellas o emigrar, como en África y Suramérica. Trump lo sabe, pero para esto no pone muros.

-Los jueces que a veces suavizan al máximo las sentencias para los de arriba y las endurecen sin contemplaciones para los de abajo. Todos tenemos casos muy evidentes e indignos en la cabeza.

-Los Obispos y asimilados, que siempre los vemos en procesiones pero nunca con el pueblo en manifestaciones en la calle contra los desahucios, los paraísos fiscales, los empresarios y políticos corruptos, la privatización de lo público, los recortes en sanidad y los servicios sociales, el fraude fiscal, los salarios de pobreza, etc.

 

2.-JUEVES SANTO: La Eucaristía, como dimensión política del mandamiento del amor fraterno, que si no llega a los más pobres, tampoco llega a Dios.

Francisco, el actual Obispo de Roma, molesta a los mismos que molestó Jesús.

 

Sin duda recordamos aquella escena en la que Jesús lava los pies a los discípulos. Este trabajo era propio de esclavos. Esto hizo Jesús: hacerse esclavo entre los esclavos para liberar a los esclavos. Y les dice: "Vosotros decís que soy el Maestro y el Señor, y decís bien. Pues si yo, el Maestro y Señor, os he lavado los pies ejemplo os he dado para que hagáis vosotros lo mismo”. ¿Cuándo aprenderán y practicarán esto los de arriba? ¿Cuándo serán los más humildes y sencillos de todos? ¿Cuándo empezarán a ponerse en el último puesto, empezando por los jerarcas eclesiásticos que deberían ser los primeros en aprender de Jesucristo? Hoy tenemos una excepción en Francisco, pero no aprendemos de él. Al contrario, nos molesta que sea así, porque nos pone en evidencia.

 

En aquella memorable cena donde la comida del cordero pascual recordaba la liberación del pueblo de la opresión y esclavitud de Egipto, nos hace entender que toda Eucaristía tiene que ser amor convertido en lucha por la liberación, dando por tanto dimensión política al mandamiento del amor fraterno.

 

Jesús sienta a sus discípulos y discípulas en torno a una misma mesa para compartir todos juntos una misma comida y un mismo pan. Preguntas y compromisos para hoy:

 

En el mundo actual, y entre los llamados cristianos, unos ricos y otros pobres, unos bien vestidos y otros desnudos, unos con comida de sobra y otros pasando hambre, unos en casas bien dotadas y otros en chabolas, unos durmiendo en camas confortables y otros en la calle, unos con calefacción y otros pasando frío, unos con mucha ropa de sobra y otros con harapos, ¿eso es sentarse en torno a una misma mesa y compartir un mismo pan? La mejor Eucaristía es aquella que celebramos compartiendo por lo menos algo de lo que tenemos con los más pobres de los más pobres del Tercer Mundo, como las mujeres y niñas de Africa (violadas ya a los 4 ó 5 años como en la R.D. del Congo), que son lo más pobres y desgraciado que hay en el mundo actual

 

Seguro que Jesús invitó a aquella cena de despedida a sus discípulos y discípulasQue seamos solo hombres, y nunca mujeres, los que consagramos el pan y el vino de la Eucaristía, ¿eso es sentarse en torno a una misma mesa y compartir un mismo pan? De ninguna manera. ¿Jesús discriminó a la mujer de esta manera? A nadie con sentido común le puede caber en la cabeza que Jesús hiciera semejante cosa.

 

Esto fue y sigue siendo en la Iglesia una gran discriminación y muy injusta, que no tiene base ni fundamento doctrinal ni en la Biblia ni en la tradición. Solo es consecuencia del machismo ancestral y misógino de la Iglesia oficial, heredado del judaísmo y la cultura grecorromana.

 

En aquella cena compartida y eucarística Jesús por cuatro veces les dice a ellos y a ellas: “Un mandamiento nuevo os doy, que os améis un@s a otr@s”. Este mandamiento es el primer compromiso de toda Eucaristía. Toda Eucaristía es para amar más a los demás, especialmente a los que más lo necesitan, sino no es Eucaristía. Ese amor tiene que traducirse en actos concretos de amor a la esposa, al esposo, a los hijos, a los padres, a los hermanos, a los abuelos, a los nietos, a los vecinos, a los compañeros de vida y trabajo, a los amigos y migas, y sobre todo a los empobrecidos, maltratados y abatidos de este mundo, y en especial a las mujeres pobres que son más del 70 % de los empobrecidos del mundo. Cada Eucaristía tiene que llevarnos a Africa, a la India y a Sudamérica: si no llega a los más pobres, tampoco llega a Dios.

 

Hoy hay muchas personas verdaderamente buenas en el mundo hasta el punto de exponer su vida por los demás, que viven austeramente para poder compartir algo con los más pobres (dinero, tiempo, trabajo), que les duele en carne propia el sufrimiento ajeno y luchan por curarlo, incluso yendo al Tercer Mundo, donde están los más pobres de los pobres. Estas personas están celebrando la Eucaristía cada día en el altar de la vida y desde ahí son dignas del altar del cuerpo y la sangre de Jesús. Solo las dos unidas es cuando son verdaderas y completas Eucaristías.

 

2.-VIERNES SANTO: Jesús no murió por Dios, murió por el pueblo. Murió perseguido y asesinado por la religión oficial, que instigó al poder político a condenarlo a muerte.

 

 Hoy Viernes Santo está en Africa, está en Siria, está en los emigrantes ahogados en el Mediterráneo, está en los suramericanos retornados por Trump. Son los crucificados con Jesucristo en la dolorosa realidad de nuestro tiempo.

 

La Religión, confabulada con los políticos, condenó y mató a Jesús, que fue perseguido, torturado y asesinado. Se le aplicó una tortura terrible: la flagelación (algunos reos ya morían en ella); luego se le aplicó la muerte más cruel que existía entonces, importada de los persas por los romanos: ser crucificado. Fueron los sumos sacerdotes del templo de Jerusalén, es decir, la religión oficial, los que instigaron a la gente a pedir la muerte de Jesús, y forzaron al procurador romano Pilatos para que lo condenara a morir crucificado: la ambición de conservar el poder le traicionó, a pesar de que se daba cuenta de que Jesús era inocente.

 

La muerte de Jesús no fue un acto de expiación a Dios por los pecados de los hombres, ni un acto de devoción, ni de ofrenda sacrificial. El Dios verdadero no puede necesitar ni exigir esas cosasLa muerte de Jesús fue un crimen, un asesinato; fue la ejecución de un condenado injustamente por los opresores por haberse puesto de parte de los oprimidos, oprimidos también por la religión oficial. Jesús no murió por Dios, murió por el pueblo. Murió injustamente perseguido y asesinado.

 

Hoy tenemos Viernes santo en las cárceles, en las chabolas y los basureros del Tercer Mundo, en los parados sin prestaciones, en las mujeres maltratadas, en los desahuciados, en los engañados con las preferentes y subordinadas, en los niños muriendo de hambre cada día, en los torturados, en los enfermos desatendidos, en los matrimonios rotos, en los hijos víctimas de la separación de sus padres, en las niñas mutiladas genitalmente en Egipto o en la R.D. del Congo, en las torturas de Siria o en la India, en los vagabundos, en los bosques quemados, en los ríos y mares contaminados, en los animales injustamente torturados, en los gastos militares, en los inmigrantes buscados por la policía para expulsarlos.

 

Jesús sigue hoy crucificado en los crucificados del mundo, perseguidos, maltratados, abatidos, angustiados, asesinados por los cuchillos y las balas criminales de la guerra y la violencia machista, torturados, expulsados de sus tierras en Guatemala, Colombia o Africa por las multinacionales apoyadas por gobiernos corruptos, por el ejército, la policía o los sicarios.

 

¿Cuándo llegará la hora en que bajemos a Jesús de tantas y tantas cruces, que hace siglos que deberían haber desaparecido? ¿Dónde están todavía hoy las fábricas y los fabricantes de tantas cruces, tan pesadas, tan dolorosas, tan indignas del Ser Humano y de la Madre Tierra?

 

¿Quiénes son hoy los grandes crucificadores de estos crucificados?:

-Las multinacionales (petroleras, fitosanitarias, alimenticias, farmacéuticas, terratenientes, mineras, textiles, etc.), que cada año acumulan millones de beneficios, con lo que cada vez hay menos manos con más y más manos con menos, con una asimetría o desigualdad que de día en día, se incrementa más y más.

-Los Organismo Internacionales: FMI, BM, OMC, que solo están al servicio de los ricos y poderosos.

-Los gastos militares (1.6 billones de $ anuales), los fabricantes y traficantes de armas del Norte (ricos) para que maten en el Sur (pobres).

-Los grandes bancos, provocadores de la crisis que tanto daño causó a los más débiles y rescatados de sus felonías financieras y fraudes multimillonarios por los respectivos gobiernos, con el respaldo y a costa del dinero del pueblo.

-La Deuda Externa, impuesta por grandes bancos de los países ricos a los pobres a donde fueron a colocar sus excedentes financieros aprovechándose de sus necesidades.

-Los gobiernos, políticos y gobernantes corruptos o dictadores, legislando a favor de los que más tienen o utilizando sus cargos para apropiarse los bienes del pueblo.

-Los traficantes con droga, prostitución, pederastas (hasta con clero incluido), destructores de la vida no nacida, con daño muy grave para niños, adolescentes, jóvenes, mujeres, familias, etc.

-Las religiones y algunas ONGs corruptas, que muchas veces utilizan los sentimientos más auténticos, nobles y sagrados de las personas o su buena voluntad para atraer, dominar, seducir, manipular e incluso explotar a la gente.

-Los gobiernos corruptos que expulsan a los cooperantes y misioneros porque se ponen de parte del pueblo y en contra de ellos; o los jerarcas que dejan sin atención y acompañamiento a los encarcelados expulsando a los voluntarios del Centro Penitenciario correspondiente, sin causa ni justificación, pero que por algo será, ajeno a los voluntarios.

Pero estamos también los crucificadores más corrientes: los que nos crucificamos a nosotros mismos fumando o bebiendo en exceso, gastando indebidamente, tratando mal a los demás, siendo poco fieles al matrimonio o a la educación de los hijos, haciendo mal el trabajo, siendo malos ciudadanos, haciendo sufrir a los demás con nuestro mal carácter, engañando a los demás, y mil etcéteras más.

Jesús tuvo un Cirineo que le ayudó a llevar la cruz, unas mujeres valientes que lo acompañaron hasta el final, otra mujer decidida que le secó la frente y limpió la cara y unas personas que lo bajaron, ya muerto, de la cruz y le dieron sepultura.

 

¿Quiénes bajan hoy de la cruz a Jesucristo crucificado en las cruces de los crucificados de nuestro tiempo? ¿Quiénes son hoy los "DESCRUFICICADORES" de Jesucristo?:

-los que sienten como suya la causa de los pobres.

-Los que denuncian las injusticias y a los injustos.

-Los que aceptan vivir austeramente y ahorrar para ayudar a los empobrecidos.

-Los que van a donde están los más pobres de los pobres para conocerlos, acompañarlos y ayudarles.

-Los que acogen, escuchan y acompañan a los que las crisis y las injusticias están tirando en la cuneta de la vida (algunos desesperados hasta el suicidio).

-Los que se interesan y acompañan a quienes una desgracia o un mal paso llevó a la cárcel, para darles esperanza de rehacer su vida.

-Los que en los grupos de Caritas, reciben, y escuchan a los más necesitados, y les buscan ayuda para pagar un recibo, comprar comida, arreglar unos papeles, encontrar un trabajo...

-Los que anónima pero realmente aportan su ayuda económica para atender las necesidades de los demás.

-Los que desde la política, la administración pública, la empresa, la enseñanza, la sanidad, desarrollan su trabajo con lealtad, honradez, eficacia y compromiso, hasta el punto de hacer algo por los demás sin esperar nada a cambio.

-Los que se preocupan de la Madre Tierra, respetando y cuidando los animales, peces, aves, árboles, plantas...

-Los que, como voluntarios, dedican, generosa y desinteresadamente, algún tiempo a hacer algo por los demás, prestar un servicio a la comunidad, incluso desplazándose al Tercer Mundo donde están los más pobres y necesitados.

 

3.-RESURRECCION DE JESÚS: Resucita para todos y para toda la creación, a fin de que todos y todo tengamos vida y vida en abundancia y para siempre.

 

Jesús resucitado ya no pertenece a la historia humana con sus limitaciones, sufrimientos, impotencias, frustraciones. La resurrección trasciende esta vida, inicia otra existencia que es de plenitud, que colma todos los anhelos que nos podamos imaginar y mucho más.

 

La resurrección se sitúa más allá de la historia, no pertenece a este mundo. Es metahistórica. A Jesús nadie de este mundo pudo verle resucitar, porque la resurrección pertenece a otra dimensión más allá de esta vida. Esto no es comprobable por los sentidos ni por la razón, sino solo aceptable por la fe en Jesús mismo. Lo más que alcanzamos a comprender es que responde a nuestros anhelos más profundos de vivir para siempre y en plenitud, y no de morir para quedar muertos. Jesús se esforzó una y otra vez en convencer a los discípulos de que estaba vivo de nuevo, de que no había muerto para quedar muerto. Ellos nos transmitieron su experiencia de la resurrección de Jesús para que la sintamos como propia.

 

Los evangelistas cuentan de muchas maneras la experiencia de haber tratado con Jesús resucitado, pero todos coinciden en afirmar lo mismo: Jesús ha resucitado. Fueron muy honestos en sus narraciones, pues a pesar del absoluto machismo imperante, recogen las apariciones a María Magdalena y a otras mujeres como las primeras que hizo Jesús, e incluso recogen cómo les manda a ellas ir a anunciar a los discípulos que ha resucitado. A partir del hecho de la resurrección de Jesús, todos los apóstoles y discípulos empiezan a llamarle Señor. Y estaban tan convencidos de ello que dieron su vida por esta causa. La resurrección de Jesús fue lo primero que empezaron a enseñar y a atestiguar, porque se dieron cuenta de que era el hecho cumbre y más importante de su vida, para El y para nosotros.

 

Si no fuera así, ¿quién compensaría a tantos seres humanos y tantos seres vivos, que son víctimas de una muerte injusta por el hambre, la sed, las guerras, la violencia, las torturas, la injusticia, como le pasó al propio Jesús? Nosotros ya nada podemos hacer para repararles un daño tan grande. Por eso, morir para quedar muertos es inadmisible e insoportable. La aspiración de todo ser vivo es vivir para siempre y feliz: la respuesta a esta aspiración es Jesús resucitado, y no solo para los seres humanos, sino también para toda la creación. Sin duda tiene que haber y va a haber plenitud para todos y para todo.

A la luz de la resurrección, todo lo que mata, destruye, hace sufrir, daña, perjudica, es indigno; y ya solo es digno aquello que potencia y facilita la vida, la felicidad, la alegría, la igualdad, la esperanza, la fraternidad, el amor, para todos y para todo. Luchar por estos grandes valores ya anticipa un poco la resurrección porque nos hace más felices ya en este mundo, y al mismo tiempo nos hace también más dignos y confiados de poseerla un día en su plenitud, en compañía de toda la humanidad y toda la creación.

 

Un cordial abrazo a tod@s.-Faustino